Si Gravity o Las brujas de Zugarramurdi (que también está funcionando muy bien en cartelera) es –o son– el empujón que necesitaban las salas comerciales para empezar a ver mejora de asistencia en ellas, por lo menos en este último tramo del año, pues habrá que celebrarlo. Yo puedo decir que al cine al que asistí, las colas eran de importancia. Unos para una película, otros para otras, pero había mucho movimiento y era el primer pase de la tarde. La cuestión es que me metí al cuerpo a las cuatro y cuarto de la tarde la hora y media que dura la última película de Alfonso Cuarón, Gravity. Película protagonizada por George Clonney y Sandra Bullock. Una película con opción para verla en Digital o en 3D, me decanté por la segunda opción. Quería ser el compañero más fiel des estos dos actores, y experimentar esa aventura/trabajo en una órbita espacial lo más cerca posible. Necesitaba sentir que se siente allí arriba, flotando, pero a la vez temiendo por si pasa algo, lo más mínimo, y mandar todo al traste. Cuarón, como guionista y director, consigue un buen y tenso entretenimiento, donde su banda sonora, obra de Steven Price, es, aparte de brutal, importantísima para conseguir el clímax que quiere y consigue crear.
En Gravity, (Bullock), la doctora Ryan Stone, es una brillante ingeniera especializada en medicina (una médica arreglando estaciones espaciales) en su primera misión en un transbordador, con el veterano astronauta Matt Kowalsky (Clooney), al mando de su último vuelo antes de retirarse. Pero en un paseo espacial aparentemente de rutina se desencadena el desastre. El transbordador queda destruido debido a una lluvia de basura espacial, dejando a Stone y Kowalsky completamente solos, unidos el uno al otro y dando vueltas en la oscuridad. El terrible silencio les indica que han perdido cualquier vínculo con la Tierra… y cualquier posibilidad de rescate. A medida que el miedo se va convirtiendo en pánico, cada bocanada de aire consume el poco oxígeno que queda. Pero el único camino a casa solo puede encontrarse adentrándose más y más en la aterradora extensión del espacio.
¡Bueno!, Cuarón nos muestra un thriller de acción desarrollado a unos cuantos kilómetros de la tierra, donde, sinceramente, si no fuera por la tecnología 3D, la banda sonora y una Sandra Bullock aceptable, la película, que no es nada del otro mundo, porque no tiene nada especial, sobre todo en un guión sin gravedad alguna, quedaría relegado a la cola de esa basura espacial, culpable de desencadenar tal desastre. Y lo que pasa es que el mexicano ha sabido sacarle toda la esencia al 3D y dejarnos algunos momentos bastantes emocionantes y asfixiantes, donde por momentos (y de lo mejor) seremos la propia Bullock, metiéndonos en su traje y siendo sus ojos y pulmones. Viviendo en primerísima persona unos minutos de una vida que puede estar a punto de finalizar. Sabiendo que probablemente no veamos más amaneceres desde tal altura. Delirando sobre qué se podría haber hecho, y qué no.
Lo que sucede con Gravity es que visualmente es muy bella. Culpa imagino que la tenga su director de fotografía Emmanuel Lubezki. Y como decía anteriormente, el mayor peso de este trabajo se lo voy a dar al creador de su música, Steven Price. Gravity no sería nada sin la atmósfera que este compositor logra crear durante todo el filme envolviéndonos para no dejarnos escapar dentro de unas notas de locura y oscuridad emocional. Porque al igual que nos ahogamos por la falta de oxigeno en el traje de Ryan Stone, nos ahogaremos también de sufrimiento y tensión con unas piezas musicales magistralmente compuestas y llevadas hasta los últimos segundos de nuestro visionado.
Gravity se mantiene en gravedad por su música, imágenes y ciertos momentos de acción.
Trailer
CINEMA UNDERGROUND 