The Butcher (2007)

The Butcher

País: Corea

Año: 2007

Duración: 76min

Dirección y Guión: Kim jin-won

Reparto: Kim Sung-il, You Dong-Hun, Ha Yoo Hee, Lee Moo-nyung

 

 

 

 

 

 

 

 

Mi exclamación al terminar la película fue Buaghhhhhh! y la piel y músculos de mi cuerpo, erizados y en tensión respectivamente. Luego ya, cuando dije de pulsar el stop del reproductor mi estado nervioso seguía acelerado, angustioso y agónico. Los créditos finales ya hacía unos minutos que habían acabado, yo me disponía a calzarme y salir a la calle, pero todavía seguía sin dar crédito al espectáculo del que acaba de ser testigo. Cómo en mi estado (la mente llena de escenas violentísimas, sangre por todos sitios a los que mirara, llantos, vómitos, mutilaciones y  chillidos desgarradores y sin respuesta alguna) podría mantenerme en plena calma, como si no hubiese ocurrido nada trascendental en mi vida (que en realidad fue así, pero…)

Que puede conseguir una película en el estado anímico de una persona, si sólo es entretenimiento, pensarán muchos. Todos sabemos que hay cine para entretener, el palomitero (ese no visita este blog) otro para enseñar y otro para fastidiar el alma (este curioso asesino me trastorno mala o sanamente). Terror, gore, cine independiente, de autor, friki, experimental o de serie B es lo que me gusta, es con lo que disfruto, es lo que adoro. Aunque algunos de estos productos, como The Butcher, me hagan ir más allá, me hagan disfrutar de manera descontrolada y llegar a pensar en cosas que se salen de lo normal. Pensamientos inhumanos, ideas que me vienen a la cabeza y que hacía tiempo que no me sucedía. Todo, tras ver una película de tipo o género salvaje y grotesco.

The Butcher película coreana del Señor Kim Jin-Won nos sitúa en una granja de cerdos (bonito escenario) con cuatro personas, atadas, vapuleadas y con una cámara de vídeo sujeta a sus cabezas. Estas van a convertirse en protagonistas de una película snuff. Dos de ellos son pareja y el director de tan atroz producción verá en ello amplias posibilidades artísticas. ¿Pataleta reflexiva sobre la producción cinematográfica coreana o gore por la cara? El espectador de esta cinta independiente incómoda y dantesca, se verá obligado a responder mientras alterna su papel de víctima y verdugo en razón del punto de vista de la cámara que toque.

Es posible que se piense que la utilización y explotación de la cámara al hombro (en este caso a la cabeza) ha llegado a su fin. Que ya no hay productos frescos y revitalizantes dentro de esta manera de filmar, que sigan llamando la atención. Pero eso puede perfectamente ser un bulo, ya que siempre estamos o deberíamos estar abiertos a la sorpresa. The Butcher y tras sus veinte cinco primeros minutos que se hacen un poco lentos y monótonos, comienza a despegar. Una vez tomada la altura necesaria, y con la dosis de mala hostia inyectada en las venas de los desequilibrados, encargados de cortar la tarta. El film transcurrirá de manera impecable, sin bajar en un sólo momento la intensidad, la angustia y agonía de los personajes elegidos para ensalada de carne, como la ansiedad de los firmantes por grabar la snuff movie más sádica que jamás se haya visto. Y lo cierto y verdad, es que se consigue (por lo menos, yo me metí en ese papel perfectamente)

The Butcher me parece una arriesgada, pero muy acertada apuesta independiente dentro del cine de Terror, la grosería y el poder o convicción humana por sobrevivir. No quisiera, por contar unas anécdotas de la película, joder al espectador que aún no la haya visto, pero momentos tan cruciales como los que suceden en plena matarife, visuales y dialécticos, son para no olvidar nunca. Por no hablar del nivel de tensión e incertidumbre de su tramo final, momento mágico. Y recordad, siempre con la cámara atada a la cabeza, lo que convierte a esta película en un absoluto mareo y por primera vez en mi vida (mis mareos suelen ser especialmente malos) muy gratificante.

Una brutalidad muy aconsejable, locura extrema y una atmósfera tremendamente enfermiza queridos/as seguidores/as.

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Ya no tengo nada más que contar