Incendiaria, loca, llevada al límite, enigmática, indie, ¿provocativa?, alucinógena, terrorífica (esperemos que sí)… Toad Road se presenta como uno de los viajes más esperados por toda persona amante a sensaciones fuertes. Sólo su cartel y trailer incitan a morir por ver esta cinta. Sólo vale quedarse pasmado, porque llevo desde que lo he visto, sin quitarmelo de la cabeza.
Jason Barker, su director, con un documental, My name is faith (2012) y otro en producción, quiere -y está consiguiéndolo- romper líneas o fronteras, que aún perduran en ciertos campos de la cinematografía actual. Toad Road se presenta como uno de los platos fuertes de estos últimos años dentro del cine de bajo presupuesto, pero con mucha imaginación y clase.
Sinopsis
Jason se despierta en medio del bosque, con solo un vago recuerdo de cómo llegó allí. Tiene flashbacks de su relación con Sara, una estudiante que ha iniciado un estilo de vida salvaje vinculado a las drogas junto a Jason y sus amigos. Sara comienza a experimentar con drogas psicotrópicas, y sugiere a Jason que ambos ingieran una gran cantidad de LSD y visiten «Toad Road» – un sendero al que se le atribuye una leyenda urbana.
Me comentaba una amiga por una red social que la pareja protagonista le tiraba para atrás. La verdad, es que accedí a ver a esta película por Álex de la Iglesia y por un tráiler emocionante, chocante y delirante. Dicha pareja ni me viene ni me va, pero después de verlos en esta nueva aventura del creador de Plutón Verbenero, he de decir, que me han caído en gracia, pero por algo tan simple como por el par de papeles de tontos rematados que desempeñan en unas brujas de Zugarramurdi con bastante caídas buenas a lo largo de su metraje, y con momentos de buen ritmo cinematográfico.
Creo que de la Iglesia se suelta la poca melena que luce y dispara sin miedo y conocimiento para parir un producto muy entretenido, loco, con bajones en el guión, y algunos defectos, pero sorprendentemente eficaz y recomendable. Todo su abanico de actrices y actores, chistes, la dirección y el desparpajo que florece casi en las dos horas que dura, hacen de esta película, una visita obligada a la sala de cine más cercana a casa. Quien vista traje de espectador, cinéfago o critico escrupuloso espabilado, que se desenvuelva de el, y deje paso a un rato de diversión, donde para nada debe pararse a mirar con lupa las contras de este filme.
Un grupo de hombres desesperados, con graves problemas de adaptación al medio, dos parados en concreto: Tony (Mario Casas) y Jose (Hugo Silva), cometen un atraco a plena luz del día en la tienda de «Compro Oro», en la bulliciosa Puerta del Sol. Huirán perseguidos por la policía (Pepón Nieto y Secun de la Rosa) y por la ex mujer de uno de ellos (Macarena Gómez). Así, se adentrarán en los bosques impenetrables de Navarra y caerán en las garras de una horda de mujeres enloquecidas que se alimentan de carne humana.
Se escaparán tomando como rehenes a Manuel (Jaime Ordoñez), su taxi, un cliente que llevaba en ese momento, que lo único que querrá será ir a Badajoz para trabajar, y Sergio, hijo de Jose, porque le tocaba estar con su padre ese mismo día y no había otra forma. Montados todos en el taxi rumbo hasta la frontera francesa para posteriormente ir a París (Jose y Sergio), lugar soñado por Sergio, será el comienzo de una aventura loca y sin fin. Pero desde la puerta del Sol hasta dicha frontera, hay mucho camino y la vida puede dar un vuelco en cualquier momento. Por acontecimientos inesperados, pararán en el pueblecito navarro de Zugarramurdi, y desde ese mismo momento, cambiará la suerte de estos individuos. En el trayecto hasta este pueblo, y gracias al guión de Álex y Jorge Guerricaechevarría, viviremos momentos delirantes principalmente de la mano de Casas y Silva.
La llegada a la mansión de unas brujas de cuidado: Carmen Maura, Terele Pávez y Carolina Bang, será el inicio de algo que se avecinaba –y esperábamos–, pero que sabiamente sus dos guionistas estaban guardando con mero cuidado. En dicha mansión seremos espectadores del segundo gran despliegue de medios del bilbaíno y con otra nueva parte que aún nos quedaba por descubrir de risas, hostias, sangre, diálogos para repetir una y otra vez en tu cabeza, carreras por interminables pasillos, imágenes y secuencias muy chocantes y un desparpajo y naturalidad en el guión, que sinceramente, no me esperaba, pero que es un acierto cien por cien.
Las brujas de Zugarramurdi peca de duración, ya que se atranca en su parte final con una orgía de brujas larga de más. Pero no será esto lo que vaya a estropear una sesión la mar de divertida y desternillante. Una película que probablemente, creo, no haya sido lo que los/las fans de estos dos actores, esperaban de ella (y si les ha gustado, mucho mejor). Pero es que esta pareja se aleja de cualquier encasillamiento que pudieran tener –o tengan– creado con anterioridad, y despojarse así, entre brujas, de todo tipo de hechizo que cayera sobre ellos.
Recomendable por su dirección, guión y unos personajes que engrandecen la pantalla y tapan cualquier mediocridad existente durante un rato de pasión por el cine.
Si Gravity o Las brujas de Zugarramurdi (que también está funcionando muy bien en cartelera) es –o son– el empujón que necesitaban las salas comerciales para empezar a ver mejora de asistencia en ellas, por lo menos en este último tramo del año, pues habrá que celebrarlo. Yo puedo decir que al cine al que asistí, las colas eran de importancia. Unos para una película, otros para otras, pero había mucho movimiento y era el primer pase de la tarde. La cuestión es que me metí al cuerpo a las cuatro y cuarto de la tarde la hora y media que dura la última película de Alfonso Cuarón, Gravity. Película protagonizada por George Clonney y Sandra Bullock. Una película con opción para verla en Digital o en 3D, me decanté por la segunda opción. Quería ser el compañero más fiel des estos dos actores, y experimentar esa aventura/trabajo en una órbita espacial lo más cerca posible. Necesitaba sentir que se siente allí arriba, flotando, pero a la vez temiendo por si pasa algo, lo más mínimo, y mandar todo al traste. Cuarón, como guionista y director, consigue un buen y tenso entretenimiento, donde su banda sonora, obra de Steven Price, es, aparte de brutal, importantísima para conseguir el clímax que quiere y consigue crear.
En Gravity, (Bullock), la doctora Ryan Stone, es una brillante ingeniera especializada en medicina (una médica arreglando estaciones espaciales) en su primera misión en un transbordador, con el veterano astronauta Matt Kowalsky (Clooney), al mando de su último vuelo antes de retirarse. Pero en un paseo espacial aparentemente de rutina se desencadena el desastre. El transbordador queda destruido debido a una lluvia de basura espacial, dejando a Stone y Kowalsky completamente solos, unidos el uno al otro y dando vueltas en la oscuridad. El terrible silencio les indica que han perdido cualquier vínculo con la Tierra… y cualquier posibilidad de rescate. A medida que el miedo se va convirtiendo en pánico, cada bocanada de aire consume el poco oxígeno que queda. Pero el único camino a casa solo puede encontrarse adentrándose más y más en la aterradora extensión del espacio.
¡Bueno!, Cuarón nos muestra un thriller de acción desarrollado a unos cuantos kilómetros de la tierra, donde, sinceramente, si no fuera por la tecnología 3D, la banda sonora y una Sandra Bullock aceptable, la película, que no es nada del otro mundo, porque no tiene nada especial, sobre todo en un guión sin gravedad alguna, quedaría relegado a la cola de esa basura espacial, culpable de desencadenar tal desastre. Y lo que pasa es que el mexicano ha sabido sacarle toda la esencia al 3D y dejarnos algunos momentos bastantes emocionantes y asfixiantes, donde por momentos (y de lo mejor) seremos la propia Bullock, metiéndonos en su traje y siendo sus ojos y pulmones. Viviendo en primerísima persona unos minutos de una vida que puede estar a punto de finalizar. Sabiendo que probablemente no veamos más amaneceres desde tal altura. Delirando sobre qué se podría haber hecho, y qué no.
Lo que sucede con Gravity es que visualmente es muy bella. Culpa imagino que la tenga su director de fotografía Emmanuel Lubezki. Y como decía anteriormente, el mayor peso de este trabajo se lo voy a dar al creador de su música, Steven Price. Gravity no sería nada sin la atmósfera que este compositor logra crear durante todo el filme envolviéndonos para no dejarnos escapar dentro de unas notas de locura y oscuridad emocional. Porque al igual que nos ahogamos por la falta de oxigeno en el traje de Ryan Stone, nos ahogaremos también de sufrimiento y tensión con unas piezas musicales magistralmente compuestas y llevadas hasta los últimos segundos de nuestro visionado.
Gravity se mantiene en gravedad por su música, imágenes y ciertos momentos de acción.
El último trabajo de Lars Von Trier ya está dando mucho de hablar cuando aún le faltan meses para ser estrenado. No se sabe si será en dos partes o una cinta de cinco horas total de una tacada finalmente. Lo que sí es cierto, se sea seguidor o no de este señor, es que haga lo que haga, no deja indiferente a nadie.
Sinopsis
Nymphomaniac es la historia de una ninfómana contada por ella misma. Una fría noche invernal, un viejo solterón (Stellan Skarsgård) encuentra en un callejón a una joven (Charlotte Gainsbourg) herida y casi inconsciente. Después de recogerla y cuidarla, siente curiosidad por saber cómo pudo haber llegado esa mujer a semejante situación; escucha atentamente el relato que ella hace de su vida, una vida llena de conflictos y turbias relaciones. Se rumorea que habrá dos versiones: una abiertamente pornográfica y otra más moderada, concebida para su distribución internacional.
Parece que el vampirismo vuelve a estar de moda (si se ha acabado alguna vez), pero esta vez, por lo que se ve (mis dos últimas películas), con otros matices, otras formas de contar la historia de unos personajes longevos que desde tiempos inmemoriales vienen hasta nuestros días chupando la sangre humana (normal e históricamente es así, pero depende también del guionista y el giro argumental que quiera darle) para sobrevivir en y entre una sociedad, cada vez más infectada, dañada, y a su vez, peligrosa también para esta otra sociedad, la vampírica, cada vez más grande y extendida. Este nuevo formato donde predomina mucho amor y escasea la sangre, pero dotando de intriga y culto a estos seres, con poderosas y bellas imágenes, haciendo de ellas, y valiéndose –en algunos casos– de un excepcional guión, interesantes nuevos puntos de vista de este mundo tan peculiar, y de necesidades tan imperiosas como es el alimentarse sin ser visto.
Kiss of the Damned es el segundo largometraje -escribe también el guión- de la californiana Xan Cassavetes -hija de Jonh Cassavetes y Gena Rowlands también creadora del guión-, actriz en Alpha dog, Corrientes de amor o Una mujer bajo la influencia de, y lejos, pero que muy lejos, de lo que sea mi crítica sobre este trabajo o pensamiento de otros, es este un estreno por todo lo alto. Cassavetes, guapa cincuentona -casi-, se atreve con el mundo del vampirismo mostrándonos, dándonos otra perspectiva –a la que antes hacía mención–, pero con una propuesta (también podemos ver la de Neil Jordan y su Byzantium), que revitalizan un género mascado, llevado por unos a lugares de la exquisitez, y por otros al abismo de la mediocridad y el blockbuster pesetero facilón. Xan explora la sociedad vampírica dotándola de belleza, dolor, preocupación, vida y maldad. Porqueen Kiss of the Damned, si tiene que existir algo, es esplendor en sus imágenes, música, actrices y una morbosidad que inunda tu vista hasta la aparición de unos rayos de sol, que resultarán ser mortales como siempre.
La película cuenta la historia de Djuna, una bella vampira (Josephine de La Baume) que trata de resistirse al atractivo guionista humano Paolo (Milo Ventimiglia) tras conocerlo por primera vez en un videoclub, pero terminará por ceder ante su pasión conociendo las posteriores causas. Más tarde, cuando su hermana Mimi (Roxane Mesquida) llega inesperadamente a casa de ésta, la historia de amor de Djuna se verá amenazada, y toda la comunidad de vampiros se verán en peligro de extinción…
Como apuntaba más arriba, lejos de ser un producto con un resultado bueno o no, la dirección, puesta en escena y música de este beso maldito es de sobresaliente. No tanta suerte, por desgracia, corre el guión, que es bastante inferior al resto del trabajo y hace que la película se quede estancada en un bosque de dudas, que deberían de haberse resuelto antes de comenzar. Su falta de conectividad, gancho o intensidad en el paso de una secuencia a otra, o la pérdida y desacierto en el guión en momentos concretos con sus personajes y escenarios, la hacen despojarse minuto tras minuto de lo que podría haber sido algo relevante de verdad. Y es que uno se da cuenta mientras la ve de que sí le llama la atención por su poderío visual y musical, pero que no te llega al corazón, por una historia sin la suficiente “sangre” como para quedar saciados completamente.
Kiss of the Damned estará entre las gratas sorpresas de este año. Y aunque argumentalmente tenga agujeros del tamaño de los colmillos de nuestros personajes a lo largo de todo el film, su atractivo es innegable.
La película se podrá ver en el festival de SItges que da comienzo mañana mismo y que se alargará hasta el 20 de octubre.
Ya les hablé con anterioridad de una de las nuevas incorporaciones al festival en lo que a secciones se refiere. Nuevas visiones incorpora este año un campo más: experimental. Al igual que pasa con Midnight X-treme, aquí está la sección que más quebraderos de cabeza dejará en el personal seguramente.
Sion Sono, querido por estas tierras (su cine es, con mejor o peor resultado, poderoso y una auténtica gozada), dejará caer en alguna de las salas de SItges Bad film. Servidor ya pudo disfrutar del estreno en este mismo festival de la áspera y brillante Himizu
Historia del proyecto
Aclarar que el título es mentira, claro. Durante muchos años, Bad Film fue una especie de animal mitológico para los seguidores de Sion Sono: un proyecto mastodóntico, que el cineasta rodó junto al colectivo artístico Tokyo Gagaga en 1995, cuando aún era un desconocido. El director y su equipo filmaron 150 horas de metraje, pero se quedaron sin presupuesto para finalizar el montaje. La película quedó arrinconada hasta que, el año pasado, su autor se puso manos a la obra y le dio la forma de una peripecia épica y delirante. Una ocasión única para contemplar el genio de Sono en su estado más bruto y low cost.
Otra de las secciones más «cool» del festival catalán es sin duda Midnight X-treme. Aquí podemos ver las piezas más brutales, sangrientas y violentas de toda la programación, y quien sabe, si del año. Savaged del desconocido Miachel S. Ojeda, director de fotografía y montador. En 2002 dirigió su primer largo, Lana’s Rain. También ha realizado diversos documentales para televisión y numerosos episodios del programa Deadliest Warrior. Nos trae una vuelta de tuerca al género «rape & revenge» con una cinta cargada de malísima baba, sexo, violencia, gore, exorcismos… Vamos, que como cumpla con creces la premisa y el nivel del trailer que les dejo abajo, esto promete ser entretenimiento y padecer (para otros) puro.
Sinopsis
Zoe es una joven sordomuda que, viajando por Estados Unidos, es raptada por un grupo de paletos, que la vejarán hasta darla por muerta. Un chamán la encontrará y tratará de salvarla, pero el espíritu de un guerrero apache tomará posesión de Zoe, convirtiéndola en una letal criatura que, mientras su cuerpo se descompone, buscará vengarse de los hombres que la humillaron.
La sección Nuevas visiones con películas de ficción y no ficción, como la oficial nuevas visiones con SGAE nueva autorÍa, pequeño formato y la recién incorporada experimental, es sin duda una de las mejores partes que este festival ofrece a sus espectadores. Dentro de tan variado repertorio peliculero podemos encontrar verdaderas joyas que nos harán ver un poquito más allá.
Proxy, cuarta película de Zack Parker, entra dentro de las películas de ficción que ofrecerá nuevas visiones. Este film vuelve a poner los pelos de punta con el tema del embarazo y sus posibles encontronazos con la vida real.
SInopsis
Esther se encuentra en los últimos meses de su embarazo cuando es atacada por un asaltante encapuchado. A consecuencia de esta agresión, la mujer pierde a su hijo y, traumatizada, empieza a acudir a un grupo de apoyo. Ahí conoce a Melanie, con la que traba una fuerte amistad. Pero su relación se irá volviendo más turbia a medida que pase el tiempo…
Que me gusta el cine de terror es conocido por aquellos que me conocen, pero también que mis gustos dentro de este género se alejan bastante del toque fantasmal o vampírico (he conseguido que me gusten las de monstruos). Que la película de la que os voy a hablar es un Thriller dramático con leves toques de siniestralidad, un poquito de buena sangre y unas dulces vampiresas, sin terror, lo que se dice terror, también es cierto. Que la culpa de un maravilloso género que es el de terror esté vivo, pero infectado, es la excesiva carta a la que hemos sido expuestos con productos que sólo han hecho llenar salas para ganar dinero (que es lo único que importa) sin mirar la calidad de la propia obra. Así, nos encontramos con sagas de interminables sucesos ¿paranormales?, humanos que se convierten en lobos y otros en vampiros para atraer no sé qué, etc. Pero bueno, dejando la intro atrás, nos encontramos que el séptimo arte es lo que es, y nos da vida y alegrías cuando menos te lo esperas. Por eso, muchas veces, la inmersión en el celuloide –o digital– hace que olvides quien eres o de dónde vienes. Sólo en esos minutos que dura la película, es cuando realmente te sientes libre, feliz y atraído por una fuerza mayor que posteriormente te escupirá a la realidad, pero, con diferente estado anímico. Byzantium, de Neil Jordan (Entrevista con el vampiro, Desayuno en Plutón, Michael Collins), me mantuvo abstraído sus 118 minutos que dura.
Byzantium es el último trabajo del irlandés Neil Jordan, o lo que significa volver nuevamente a tocar el palo del mundo de los chupasangres. Aquella célebre Entrevista con el vampiro (1994) queda ya en el recuerdo de algunos como un shock cinematográfico. Pero abordemos lo que es y puede ser este nuevo ejercicio, que, con la ayuda de la guionista Moira Buffini (Jane Eyre), consigue un resultado más que interesante. Una película que engancha, como las uñas de las protagonistas a sus víctimas, y saca de nosotros la mejor sangre cinéfaga para demostrarnos que no todo está contado o la forma de llevarlo a cabo.
Esta vez, aun manteniendo los dos cientos años de existencia (la de los vampiros), la trama cambia y nuestros personajes que vemos cruzar la cámara para ser filmados, morirán al ser pinchados con la uña retráctil de nuestras fabulosas protagonistas y no convertidos en vampiros, como sucedía en la película en la que aparecían Cruise y Pitt. En Byzantium, se nos cuenta la vida de dos misteriosas jóvenes, Eleanor (Saoirse Ronan) y Claire (Gemma Artenton) que dejan el escenario de un crimen para llegar a una ciudad costera y ubicarse en un hotel/hostal abandonado, propiedad de Noel, un tipo que cae en las garras de Clara a las primeras de cambio. Y es que Clara, se gana la vida -y la de Eleanor-, vendiendo su alucinante cuerpo para ir así sobreviviendo. No sabremos nada más. Ni quiénes son, ni de dónde vienen.
Eleanor, sobre la que recae un papel bien relevante, será nuestra guía por esta aventura que transcurrirá paralelamente entre la actualidad y el siglo XIX. Nos contará quien es ella y quien es la impresionante Clara (e impresionante no sólo por su belleza, sino por el coraje que le pone a su papel). Veremos cómo viven y que sienten en su interior. Seremos cómplices de sus dolores ancestrales y sus emociones presentes. Estaremos con el corazón palpitante hasta descubrir lo que se nos esconde tras la bella Byzantium. Y mucha, o toda, la culpa de esto es cosa de un magnífico Frank (Caleb Landrey Jones), chico que Eleanor conocerá en este nueva localidad, y por el que definitivamente se lanzará a contar al mundo la auténtica verdad de las vidas de ella y Clara, sabiendo el peligro que ello conllevará.
La magia de esta fabulosa cinta reside en el trabajo de Moira Buffini que nos deja en ascuas minuto tras minuto. Por eso, iremos sabiendo a cuenta gotas, quienes son realmente esta pareja de chicas que con tanto miedo huyen de una extraña pareja de señores, y que tan dura se les hace su existencia allá donde estén o vayan. Pero no nos olvidemos del magistral trabajo de Jordan tras la cámara. Poniendo y proponiendo siempre más de lo esperado, dejándonos secuencias de absoluto goce, llenando cualquier rincón de poesía fílmica –al igual que la perfecta narrativa existente durante todo el fim– y mostrando un estado como realizador de notable alto. Por ello, y subiendo al carro al compositor nacional Javier Navarrete (El laberinto del fauno), que demuestra un asombroso tacto y gusto para cada plano y secuencia con composiciones de escándalo, dándole más veracidad, terror (sí), oscuridad malsana y señorío a la cinta. Byzantium se convierte para mí en una de las películas del año, y quien sabe, si no la de muchos más espectadores, que se hayan dejado, al igual que yo, substraer su sangre y renovarla por el nuevo vampirismo que reside en tierras aún desconocidas.
Un verdadero lujo poder disfrutar de una extraordinaria historia tan bien contada como dirigida.
Con un Teaser realmente inquietante, tremendamente bueno y consiguiendo dejar al espectador, expectante de qué coño está pasando en realidad. Coherence apunta a ser una de las grandes sorpresas del año dentro del género. Una de las películas para no perderse en una edición de Sitges que está cada vez más cerca.
Sinopsis
Fue en Finlandia, en 1923. El paso de un cometa hizo que los habitantes de un pueblo quedaran completamente desorientados, hasta el punto que una mujer llamó a la policía alertando de que el hombre que estaba en su casa no era su marido. Décadas más tarde, un grupo de amigos recuerda este caso mientras cenan, brindan y se preparan para ver pasar un cometa. ¿Puede acaso repetirse la misma historia?
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