Perdonad todos los que seguís este blog ya que os tengo muy abandonados, pero las causas son muy justificadas. Una de ellas es la preparación del que será el nuevo lugar para Cinema Underground. Una web bonita y vistosa, con más apartados en los que sumergirnos y con los que poder aprender y disfrutar más del cine que más nos gusta.
En breve os dejaré la dirección del nuevo sitio. Mientras tanto, una imagen de como se está quedando. Espero que os guste el resultado final y que la espera haya merecido la espera para vosotros/as.
No escarmiento, pero es que soy cabezón y estoy encabezonado en conseguir, siempre que de verdad lo merezca, ser asombrado por una película de fantasmas, profecías, espíritus, exorcismos… pero nada. No hay manera. Un chasco detrás de otro. Y mi nueva y última incursión –y desencanto– ha sido con Expediente Warren: The Conjuring. La culpa he de echársela al póster que se puede ver arriba y a unos insignificantes segundos de una penosa copia que me descargué, que con las mismas borré, y directo al cine que me fui. Sí, es curioso, pero esta vez la culpa es de este gran cartel y cinco segundos, que igual y debido a la mala calidad, le dio ese aire malsano y lleno de grano, que me pensaba que tendría todo el film y luego no resultó ser así. Expediente Warren, para mí, vuelve a ser una tomadura de pelo, que juega con el sonido y los sustos siempre esperados, aunque algunos inesperados, la verdad, pero que se olvida por completo de confeccionar una trama que de verdad atrape, y ya no por el terror, sino por la calidad de su historia.
La película, basada en la historia real de la familia Perron y sus encuentros sobrenaturales en su casa de Rhode Island. Cuenta como Ed y Lorraine Warren, investigadores de renombre en el mundo de los fenómenos paranormales, son llamados por una familia aterrorizada por una presencia oscura en una granja aislada. Obligados a enfrentarse a una poderosa entidad demoníaca, los Warren se encontrarán atrapados en el caso más terrorífico de sus vidas… De sus vidas y de algunas de las chicas que acudieron a la sala en la misma proyección que un servidor. Aparte de su hora de té, charla, comidita de golosinas, patatas y refrescos, también pegaron un buen grito en una escena, que les duró parte del metraje. Puede incluso, que alguna de ellas llegara a hacerse encima. Seguro! Pero bueno, esto es también otra lucha con la asistencia de ciertas personas a las salas de cine. A lo que vamos. A Expediente Warren y su conjuro para engañarnos con un fallido trabajo, que por momentos roza lo incomprensible en cuanto a guión, secuencias…
Dicen, decían o dirán que es de lo mejorcito en cuanto a terror se trata de este año 2013 –eso es con lo que yo soñaba. Que el estilo a “una” antigua usanza, como ese terror de antaño donde una pantalla granulada ya servía de efecto para mantenerte en tensión, es marca de este conjuro para conseguir lo que otras películas hasta ahora no estaban consiguiendo. De esas inexplicables pero efectivas propuestas que de repente daban el giro y efecto necesario para desencadenarse en verdadero y auténtico dolor y terror reflejado en tu cara y vello. El intento del vestuario trasladándonos a esa misma época. Todo, todo lo que podáis y queráis recordar de las películas de terror de los setenta, quieren ser efectivas aquí, a base de empujones en el guión y, sobre todo, de una lucha entre las dos protagonistas adultas: Lorraine Warren (Vera Farmiga) y Carolyn Perron (Lili Taylor).
Sinceramente, esta película es otro querer y no poder, pero ya no sólo mío, sino de un director y un guionista, que son ellos mismos los primeros en asustarse y salir a la estampida de una historia jamás encontrada. Una lucha por querer hacernos bajar a un sótano donde hacernos ver el terror más frío y cruel. Una batalla por horrorizarnos con apariciones fantasmagóricas, sonidos del más allá y, cuerpos en estado de putrefacción, pero no. Se acaba la película y vuelvo a darme cuenta de que no, que la cosa no ha funcionado tampoco esta vez. Que sólo, o de lo poco de la película, los títulos de crédito finales, es lo que me llama la atención.
¿De verdad es una de las películas de terror del año? Voy a santiguarme ahora mismo y no soy creyente.
Asisto al cine porque me gusta la sensación que puedo llegar a sentir viendo una película a través de una gran pantalla y un fantástico sonido. No suelo mirar el género normalmente, porque el simple hecho de ser gran admirador de este arte, ya me hace disfrutar viendo el trabajo que sea, y en la sala que sea –digital preferiblemente, jeje–. Esto me hace también, como no, llevarme chascos importantes, lo que me lleva a pensar seriamente el elegir las películas con lupa y así ahorrarme el gasoil y la entrada, relegando la visión al sofá de casa. Me apetecía ver Guerra Mundial Z en pantalla grande por su supuesta acción/emoción, sonido, efectos especiales…, pero lejos de todo esto, me encontré con un producto vacío de cualquier tipo de contenido de interés, donde rápidamente se veían las intenciones del director y su productora.
Guerra Mundial Z narra La historia que gira en torno a Gerry Lane (Pitt), un empleado de las Naciones Unidas que recorre todo el mundo en una carrera contrarreloj para detener una pandemia que está acabando con ejércitos y gobiernos y que amenaza con diezmar a toda la humanidad. La destrucción a la que se ve sometida la raza humana le hace recorrer el mundo entero buscando respuestas sobre cómo parar la horrible epidemia que amenaza a toda la humanidad, intentando salvar las vidas de millones de desconocidos así como la de su propia familia.
Lo que realmente se salva y por un cierto tiempo no muy largo, es, es el brevísimo interés que la trama transmite durante su metraje. Brevísimo por no decir “nada”. Una película que entretiene lo justo, que va cien velocidades por delante y encima del libro –no entiendo por qué se han pagado derechos de autor, cuando aquí no existe nada del libro–, que su acción pasa tan rápido -sin ver nada que, sinceramente, guste-, en cada uno de los países y escenarios diferentes, que entran ganas de decirle al proyeccionista que vuelva atrás un momento. Una Guerra sin sangre, pero ni dentro, ni fuera del guión o de los propios protagonistas que por ahí pasan. Un trabajo de Foster, que aún sigo sin encontrar el porqué de hacer esta ridícula película basada en la novela de Max Brooks, de la que distan años luz.
Una película hecha expresamente para el deleite de los seguidores/as de Brad Pitt. Actor –muy bueno– que no dejará de verse en todo el metraje, ya que cae todo el peso de dicha epidemia sobre él. Pero debido a su papel, no demuestra lo que realmente es. Del resto de actores, bien “no-muertos”, como vivos, música, dirección o guión, creo que queda bastante claro con lo leído líneas arriba. Y ya no es que no haya sangre o tripas volando por los aires, esa acción que pueda dejarte helado o una trama que tenga asfixiado. Es que no hay ni el mínimo de entretenimiento exigido para por lo menos, si no aprendes, que te diviertas.
Poesía apocalíptica post hecatombe zombie que nos suelta el señor Pitt, que no cura ni salva. ¡Todo es una mentira!
Mi primera película de Giuseppe Tornatore, ni tan siquiera la famosa y aclamada “Cinema Paradiso”. Sí, soy así de curioso para esto del cine y ciertos títulos de renombre en este mundo del séptimo arte. Por esto, no tiraré de sus trabajos anteriores para utilizarlos como apoyo o enlace con este último trabajo aún en cartelera y que desde ya, recomiendo encarecidamente. Cine puro. Lenguaje para disfrutar, ver y escuchar. Entretenimiento y aprendizaje. Dos valiosos puntos que llenan a uno por dentro y hacen brillar por fuera. Un drama con toques de thriller por momentos, donde Geoffrey Rush es amo y señor de todo el film. Este señor todo lo que hace es digno de alabar, de estudio, diría yo. Maestría, clase y un derroche de elegancia asombroso. Por supuesto, la dirección y guión a cargo de Tornatore es también para engrandecer, ya que demuestra una soltura brutal tanto para esas secuencias más pomposas y amorosas, como para la trama más enmarañada y sorpresiva. Para mí, una muy buena lección de cine, de ese cine que durante muchos meses del año, y muchos años durante lustros y décadas, hace falta tener/ver en cartelera.
La mejor oferta cuenta como Virgil Oldman (Geoffrey Rush) es un hombre solitario; un excéntrico experto en arte y agente de subastas, muy apreciado y conocido en todo el mundo. Su vida transcurre al margen de cualquier sentimiento afectivo hasta que conoce a una hermosa y misteriosa joven (Sylvia Hoeks) que le encarga tasar y vender las obras de arte heredadas de sus padres. La aparición de esta joven, que sufre de una extraña enfermedad psicológica que la mantiene aislada del mundo, transformará para siempre la vida de Virgil.
Hablaros de esta película sin SPOLIERS de por medio es tarea del mejor falsificador. Tornatore, durante dos horas y diez minutos nos moldea una trama de la que quedarás atrapado, enganchado desde el primer momento –cosa brillante, gratificante y aplaudible, debido a lo complicado que resulta conseguir esto– y que con el paso de las subastas; obras de arte por el pasillo de casa de VIrgil hasta un acojonante museo propio, viajes del mismo Virgil a la vieja villa para ir preparando el catálogo de dicha subasta, y a su vez apaciguar y ver que es correspondido, ya que su corazón y vida han dado un vuelco de ciento ochenta grados al conocer a la dueña de dichas obras, hasta llegar a un punto donde no sabemos, debido a la ceguera que el propio Rush nos ha contagiado, si todo es obra del mejor artista o del mejor artista falsificador.
Los diálogos entre Rush y Billy (Sutherland) –amigo y cómplice–, como la historia del amigo que conoce a una chica y no sabe… que Rush y su colega, restaurador/mecánico Robert (Jim Sturgess), comienzan para que el primero sea ayudado a base de consejos del segundo. Son momentos para disfrutar, puesto esconde esas líneas bajo el guión, que igual, y muchas veces, debes de procurar no olvidar, ya que escupen gordas realidades de una vida que no se ha sabido vivir, o que se ha vivido al margen de todo. A estos diálogos y actuaciones, claro, sumarles bellas secuencias llenas de un poquito de misterio, ritmo y desenlaces esperados y no tan esperados.
Una oferta esta película bastante agradable y recomendable por todo esto mismo que os he escrito. Cine de principio a fin, cosa a tener muy en cuenta. Entretenimiento, diversión y horas para poder charlar con el compañero/a o tu mismo subconsciente sobre todo el entramado que magistralmente este director italiano ha sabido contar, desarrollar y mostrar.
No suelo escribir sobre series, porque no suelo ver series. Pero últimamente parece que mi mente donde mejor se encuentra es refugiada en los rincones de algunas de estas propuestas televisivas de mucho más interés que los ciento de estrenos semanales que hay. Con tanto cine y no haber por donde coger, con muchas menos series (¿no?) y sí saber por donde atacar. Es curioso, pero estos últimos meses las alegrías me las he llevado con series más que con largometrajes. Me falta esa película que me deje hecho polvo mentalmente, bien por la tristeza, entusiasmo o locura que desprenda. Ese largometraje que no me deje vocalizar durante los primeros 500 metros nada más salir del cine. Propuestas arriesgadas, ya sea indie, gore, terror, drama, autor, o una simple tontería, pero con estilo y base. Hace tiempo que ninguna película me atrapa y succiona para hacerme suya.
Os dejo dos artículos que he escrito días atrás en mi otro blog, sobre dos series que me han atrapado, seducido, martirizado, maravillado y entusiasmado. También han hecho que le de vueltas al coco, que entre en tensión y que salte del sillón. Les hablo de «The Shadow Line» y «Homeland«.
País: Usa – Director: Eduardo Sánchez – Guionistas: Eduardo Sánchez & Jamie Nash – Duración: 99 min
Eduardo Sánchez me ha recuperado como seguidor de su cine, de sus jueguecitos con la cámara, de sus terrores y por supuesto, de su historia con esta adorable Molly. Únicamente, y en su día, vi “The Blair Witch Project” y tal fue la decepción que las cruces le eché a este tipo. Pero justo hasta el preciso instante en el que terminé de ver “Lovely Molly”. Película que me ha gustado bastante (mucho) y por diversos motivos. Un drama que se escapa de lo convencional y bochornoso –que hay muchos- y que nos sumerge en una auténtica pesadilla psicológica de aúpa. Su actriz, Gretchen Lodge, que se come la pantalla, el guión y la película: es una jodida pasada con su transformación minuto a minuto en esta “Lovely Molly”.
Tras su casamiento con Tim (Johnny Lewis) –muerto recientemente-, y ubicados en la casa de su infancia de ésta. Comenzarán a aparecérsele antiguos fantasmas que en un pasado ya fueron su martirio y ahora, de nuevo, serán su pesadilla mental, física y sexual, como la nuestra, también, principalmente, por su intensidad tan grandilocuente que desprende el film. Y es que el quedarse en casa sola durante días o largas temporadas, son sólo la punta del iceberg de esta gran historia. Llevada con calma, mostrando poco a poco esos ápices de momentos enormes y para el recuerdo, hasta desembocar en la locura total de nuestra protagonista.
“Lovely Molly” no peca de trucos baratos o chistosos. Es una historia muy seria que comienza con muchísima tranquilidad y sin apenas contarnos nada transcendental hasta que vienes a darte cuenta de que realmente hay mucho con lo que disfrutar y emocionarse, pero claro, para entonces ya estarás metido de lleno en las propias carnes de la espectacular Molly y la salida de ahí sólo será posible con el final o con la muerte. Porque su descenso al infierno, con sus consecuencias paralelas, que dejan de serlo para convertirse en primera persona y reducirla a la mínima expresión de vida dentro de ella misma, se te contagiarán de manera asombrosa.
Eduardo Sánchez ha sabido dotar en todo momento, y esta vez sí, el correspondiente nivel de suspense, terror y agobio que una película, convertida en un muy buen ejercicio de terror, debe contener. Pero a esto hay –debemos- echarle mucho la culpa a los encargados de la música, Tortoise. Pieza clave de esta maraña de sensaciones asfixiantes abocadas a la destrucción psíquica del personaje. Porque su opresión sonora junto a secuencias de escándalo como son el encuentro de Molly con el Pastor Bobby, donde esta le seduce, es el claro ejemplo de una historia bien escrita y plasmada.
El resto de personajes, novio y hermana principalmente, los encuentro más que correctos. Haciendo más grande si cabe a Molly y a su brutal transformación, que nos dejará en evidencia tanto dentro de la casa, como en el bosque o en el propio puesto de trabajo (sin comentarios), llegándonos a convertir nosotros mismos en la propia cama de Molly, la silla de la cocina o esa videocámara que graba todo y lo que no es todo. Seremos y padeceremos, incluso, ese hedor tan horrible y esa violencia, porque la hay y de diferentes formas, quedándonos a merced de cualquier atrocidad.
Hasta día de hoy y porque la situación de uno es la que es, he podido ver poco cine, pero ésta, apunta a ser una de mis películas favoritas del año. Se lo ha ganado a pulso. Muy merecidamente, ya que ha hecho que viva de manera intensísima lo que su protagonista y eso es mucho para mi.
Director: Christopher Nolan – Guión: Christopher & Jonathan Nola & David S. Goyer – País: Usa – Duración: 164 min
Muchas ganas y expectativas eran las que corrían por mis venas. Mucha ilusión en volver al cine y salir apaleado, literalmente, de luchas, diálogos, una historia, personajes, música, dirección y un larguísimo etcétera, que “El Caballero Oscuro: La leyenda renace” me provocaría, pero desafortunadamente, se ha quedado o quedó, porque parece que la vi mucho más tiempo del que verdaderamente ha pasado, en humo blanco. Sí, una decepción de la que sólo puedo rescatar varias (pocas) cosas de la última parte de la trilogía murciélago del gran Nolan. Y es que el “Caballero Oscuro (fails)” –la segunda parte- donde para un servidor aparece el mejor villano que han visto sus ojos. Ese grandísimo Joker vestido, maquillado y llevado hasta extremos inauditos por Heath Ledger. Esa continuación a Begins, la consagración de Nolan con Fails, la que supuso el salto definitivo y muestra magistral al mundo de quién es y de lo que es capaz de hacer este director inglés. “Memento” y “Origen” son dos buenas pruebas que se le deben de sumar a “El Caballero Oscuro”. Pero hablemos de la tercera entrega, de ese RIse (renacer), que más bien es una caída (fails) en picado para cerrar una saga que ha puesto en pie a todo amante y seguidor de este súper héroe, como a cualquier amante del buen cine.
Después de dejar bien claro mis preferencias y regusto que me ha dejado esta amistad entre Christopher Nolan y Christian Bale. Contaros un poco el por qué de mi no aceptación a este film. Y no es su duración o eso al menos no me preocupaba, simplemente, porque me imaginaba otro desarrollo y no con el que finalmente me encontré. Es su historia y no lo que cuenta: “Hace ocho años que Batman desapareció en la oscuridad, dejando de ser un héroe para convertirse en fugitivo. Al asumir la culpa por la muerte de D.A. Harvey Dent, el Caballero Oscuro decidió sacrificarlo todo por lo que consideraba, al igual que el Comisario Gordon, un bien mayor. La mentira funcionará durante un tiempo, ya que la actividad criminal de la ciudad de Gotham se ve aplacada gracias a la dura Ley Dent. Pero todo cambiará con la llegada de una astuta gata ladrona, que pretende llevar a cabo un misterioso plan. Pero mucho mayor será el cambio con la peligrosa aparición en escena de Bane, un terrorista enmascarado cuyos despiadados planes para la ciudad obligan a Bruce a regresar de su voluntario exilio”. Sino como lo cuenta, como se desarrolla y en ella ir viendo el desenlace de cada uno de sus personajes. Unos medio/bien explotados, otros más perdidos que los propios ciudadanos de Ghotam cuando se alza la revolución civil de dicha ciudad. Un clarísimo querer y no poder (sin darse cuenta) de la desafortunada evolución de la película, que nos llevará a dos horas y cuarenta y cuatro minutos de mucho vacío fílmico. Debería de haber seguido con su exilio una temporada más.
Culpa de esto, en parte, también es el de los personajes. Bruce Wayne (Bale/Batman), si me aprietan, es el que menos aparece en pantalla haciendo del propio héroe. No es héroe ni nada, porque no demuestra nada. Su mayordomo, Alfred (Michael Cane) es limpiado de un plumerazo a las primeras de cambio. Fox (Morgan Freeman) no es lo que fue en la predecesora. El Comisiario Gordon (Gary Oldman) algo perdido y sin fuste. Un nuevo malvado, la nueva sombra de Wayne y Batman, Bane (Tom Hardy), que sólo utiliza la fuerza física que el personaje le ha dado, pero para nada. Nefasto y no hablemos de la voz del doblaje. Y Blake (Joseph Gordon-Levitt), con un gran papel en “Origen” y en una (sopresa) que no desvelaré, pero que en este Batman, también ha andado algo nómada por la ciudad de Gotham. Podríamos nombrar a Foley (Matthew Modine), pero es tan poca cosa su papel, que lo dejaremos mejor donde está. Y terminaremos el repaso actoral con las dos chicas de la entrega. Miranda (Marion Cotillard) en un papel a medio gas y donde creo que se le podía haber explotado de otra manera. Reescrito su guión y conducida de otra forma mejor, porque para el peso que supuestamente lleva o llevará con el transcurso de la película no se ha sabido sacar todo lo que hay dentro de ella. Y llegamos a la hora de la felina, de la nueva Catwoman que teníamos desaparecida un tiempo. Selina (Anna Hathaway), esa gatita preciosa, delicada e inteligente que le echará ese picante que le falta a todo lo demás y por la que la película puede llorar por un ojo.
La dirección de Nolan… que voy yo a enseñarle a este visionario del Siglo XXI, que no sepa ya. Pero sí apuntar, que ni su comienzo es trepidante, por muy alto que volemos. Que Las luchas de Batman con Bane se quedan en meros puñetazos de dos minutos siempre que se cruzan. Que las batallas por aire y tierra no tienen esa espectacularidad como la tuvo “fails”. Y salvo la explosión del cemento/bomba por toda la ciudad, poco que destacar. Por no adentrarnos en el guión realizado con su hermano Jonathan y David S. Goyer sobre el personaje Bob kane. Principal eje este de la trama que ha sido mal engrasado.
Hans Zimmer. Hans Zimmer es dios componiendo música. No hay que decir nada más sobre él y así dejar claro cómo se las gasta en otra obra maestra musical que llena, junto a Catwoman, tanto vacio en este renacer.
Por petición y aceptada por supuesto dicha propuesta. Se abre nuevamente una nueva veda como ya fue en su día la terrorífica lista de las películas más extremas, gores y bizarras. Por lo tanto y con fecha tope hasta el 31 de Diciembre, ya podéis estar soltando esas películas que han conseguido joderte la mente malamente y durante un tiempo indefinido, porque, te han perturbado considerablemente y marcado para siempre.
Dicho esto y sin más preámbulos. Creemos lo que serán las diez historias más jodidas que han salido de la mente humana , si acaso somos humanos -mi amigo Tom Six, debe de estar riéndose-. Y diferenciemos aquella lista de ésta, aunque perfectamente podrían entrar muchos de los títulos que en esa se escribieron.
Mis títulos, sin ordenar y los que me han venido rápidamente a la cabeza.
White lightnin’ Henry, retrato de un asesino The Butcher (la koreana) Tarnation A serbian film The human centipede: first secuence Nails C’est arrive pès de chez vous Pi Eraserhead
A esta se le irán sumando las vuestras y hasta la fecha puesta, donde se hará un recuento de votos y ver definitivamente, qué películas son las más enfermas. Vamos, las que les tienes que poner a tus suegros el día que vayas a su casa por primera vez, en vez de ponerte a ver sus fotos de la boda.
La locura está servida, espero que seáis buenos y llenéis esto de cine.
País: Usa — Duración: 92 min — Director: Mike Cahill — Guión: Mike Cahill & Brit Marling — Reparto: William Mapother, Brit Marling, Matthew-Lee Eearlbach.
Me acerqué a la sala de cine a ver “Another earth” por el simple hecho de ver algo más? O, verdaderamente, fui a ver la película por su poderosa atracción e imantado quedé pegado a la butaca? No sabría bien decir la causa, pero si las ganas de que ese planeta, como digo, me atrapara, abriera la mente y viera lo que hay dentro de mi. Que diseccionando mi interior, me diga si de verdad éxito o soy un espejismo de alguien o algo reflejado en la gran distancia a la que nos encontrarnos de cualquier otro tipo de vida o de la nuestra propia.
Se dice que es la nueva hermana de “Primer”, “Donnie Darko” y “Moon”. Y para puestos en el tema, imaginaréis por dónde van los viajes… de la protagonista en este otro planeta o este mismo. Pero para aclararos las cosas según leéis estas líneas, ya os digo yo, que ni hermana, ni prima y se me antoja que ni amiga. Por raro o irónico que parezca, aquí no hay viajes como los podía haber o imaginar el propio espectador en las obras de culto que he mencionado con anterioridad. El poster de la película seduce más de la cuenta, porque esa gran bola azul llamada tierra, no sé si nos vigila o a saber que función realmente desempeña. Pero para seducción, su sinopsis, que hizo que me crecieran los dientes hasta parecer un castor.
No llegué a tiempo cuando hubiera estado bien ver su proyección. Mi viaje, por problemas en los motores de arranque y un fallo en el sistema de encendido de la mesa central, me hizo que mi paseo por Sitges pasara sin dar una vuelta al planeta, a ese otro planeta. Pero visto lo visto, nunca está de más un contratiempo eléctrico/mecánico cuando decides de emprender una aventura de tal envergadura y resulta ser finalmente, un viaje poco interestelar, apenas o casi nada, en el tiempo, o, de pocos metros espacio/tiempo. Y claro, sé esto, porque con otra máquina que si que funciona he sido alertado de la fatalidad del viaje.
Rhoda Williams (Brit Marling), la protagonista de “Another earth”, es una brillante joven que acaba de ser aceptada en un programa de astrofísica del MIT, aspira a explorar el universo. John Burroughs es un compositor que acaba de alcanzar la cima de su carrera, y está a punto de ser padre por segunda vez. En la víspera del descubrimiento de un Planeta Tierra duplicado, una horrible tragedia altera irrevocablemente y entrelaza la vida de estos dos extraños. Cosa irremediable e irrefutable es la irrevocable y entrelazada vida de nuestros dos personajes principales. Porque Mike Cahill y Brit Marling se encargan de ello y dejan bien claro, que es lo que realmente les importa y donde vuelcan todas sus fuerzas con la escritura del guión, olvidándose de lo más esencial, lo más necesario, lo primordial, el porqué de ir yo a verla, el porqué de nombrarla hermana de “Primer”, “Moon”, etc.
Pero no todo es fallido en este viaje de cartas negras. Queda lo mejor para el final. Esa música a cargo de Fall your on sword, impresionantemente buena y recomendable que sumada o unida a la magistral dirección de Cahill, salvan este planeta de la ruina. Mención especial para una banda sonora o score, que hará las mil y una delicias de los amantes a la música, la boca agua a los investigadores de nuevos sonidos y se les pondrán los ojos como platos a aquellos que cada nota la sepan coger y enlazar con cada secuencia del film que Mike nos da, nos regala, nos hace deleitar. Porque si de verdad haya algo sobresaliente aquí, son sus secuencias, planos, texturas, estilo y la música. Para chuparse los dedos.
Reparto: Daniel Brühl, Marta Etura, Alberto Ammann, Lluís Homar, Claudia Vega
Tras ver el debut de Kike Maíllo con esta preciosa película, cada vez son más las inquietudes que ahora tengo con los jóvenes realizadores españoles. A estos, se le deben sumar los que ya llevan algunos trabajos a cuestas, pero siempre, fijándome en esos o esas que hacen de una historia, de su historia, algo tan personal, que incluso tu quieres formar parte de su propia creación. Bien en la Ciencia-Ficción como “Eva«, bien en el Terror como fue con “[REC]” o bien la independiente “Smoking Room” otras muchas más, pero por generalizar y no extenderme y si centrarme en la de esta semana.
“Eva”, lejos de funcionar como debería o hubiera esperado, deseado o imaginado, es una fantasía robótica total. Es coger los avances del futuro ya presente y sus conocimientos en un viaje relámpago para marcharnos sin titubear a un época mucho más retro, que no quiere decir que en el futuro se vuelva a implantar esta moda, pero viajaremos algunas décadas atrás y Maíllo lo ha clavado. Probablemente, el mundo que nos espera de aquí a dos días… sus localizaciones, estilo, ambientación, la dirección, efectos visuales y algunas interpretaciones son sin duda alguna lo mejor de una película, que como digo, es bella técnicamente y estéticamente, pero amigos y amigas, no engancha donde de verdad hay que hacerlo. Y no por eso, jamás se debería de pensar así, una película puede dejar de gustarte o automáticamente aniquilarla si es su guión –la madre de todo- el culpable. Una película son más cosas y el cine es grande por eso –aunque parezca que me estoy contradiciendo-.
Esta visión no tan lejana del debutante Maíllo no centra en el año 2041. Donde los seres humanos viven acompañados de criaturas mecánicas. Álex (Daniel Bhrül), un reputado ingeniero cibernético, regresa a Santa Irene con un encargo muy específico de la Facultad de Robótica: la creación de un niño robot. Durante diez años de ausencia, la vida ha seguido su curso para su hermano David (Alberto Ammann) y para Lana (Marta Etura), quien, tras la marcha de Álex, ha rehecho su vida. La rutina de Álex se verá alterada de forma casual e inesperada por Eva (Claudia Vega), la increíble hija de Lana y David, una niña especial, magnética, que desde el primer momento establece una relación de complicidad con Álex. Juntos emprenderán un viaje que les precipitará hacia un final revelador.
Un final que debería de helar mucho más que su propio paisaje. Una sorpresa final que aún abriéndote los ojos para colocarte en otro nivel de intelegencia, no es capaz de lograrlo. Ni la frialdad que desde rato pasó a ser más calurosa por el magnetismo entre Eva y Alex, ni por el nivel 8 de Lluís Homar y su versión más tierna humanorobóticamente hablando, «Eva» de Maíllo funciona bien en todo menos en lo que os comentaba con anterioridad.
Claudia Vega, se come la pantalla, irrumpe, necesita ser la protagonista absoluta. Lluís Homar (xrsdf1…) espléndido. Y los tres protagonistas que tenemos entre medias de estos dos, por la edad, para mi, dejan mucho que desear. No convencen cuando tienen que hacerlo así de simple y por mucho peso que tenga Bhrül en la película. Se debería de haber trabajado más en este aspecto, pero vayamos dejándolo para ellos mismos.
Muy buena su fotografía y gran elección de la música. Esos minutos en la fiesta con Bowie de fondo, aún faltándole garra, son dulces de llevar a la boca. Como dulces las texturas de la noche, sus luces y sus sombras. El frío de la nieve, los pies hundiéndose en ella. Atrezzo y mobiliario retro/futurista y el color en líneas generales.
Ver “Eva” y dejaros robotizar. Yo que nunca me he gastado dinero en el cine español («La piel que habito» es caso aparte), os aseguro que no es dinero malgastado, sobre todo, si te gusta disfrutar del cine.
CINEMA UNDERGROUND 